JAPÓN

Un caso de estudio en la aplicación
de la reducción del daño del tabaquismo

El país nipón redujo su consumo de cigarrillos casi un 10% anual desde que comenzaron a comercializarse los dispositivos de calentamiento de tabaco, una alternativa al cigarrillo libre de humo. ¿Y qué es lo que hay detrás de este cambio? La respuesta comienza con la ciencia.

Porcentaje de fumadores adultos
en Japón

2000

33.3%

2005

29.4%

2009

25.8%

2015

22.7%

2020

20.1%

Los investigadores saben desde hace tiempo que las sustancias químicas que se producen al quemar los cigarrillos son la principal causa que hace que fumar sea un hábito tan perjudicial.

El proceso de combustión produce humo, que contiene más de 6.000 sustancias químicas, de las cuales unas 100 han sido identificadas por las principales autoridades de salud pública como causas o posibles causas de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. 

Esto significa que cualquier alternativa que pretenda reducir el riesgo del cigarrillo, tendría que eliminar la combustión. 

Una forma de hacerlo es calentar el tabaco para que se liberen los sabores y la nicotina (algo que la evidencia demuestra que es esencial para que la alternativa sea satisfactoria para los fumadores adultos y estos se cambien de producto), pero que la temperatura se mantenga por debajo de los 600°C, para evitar que se produzca la combustión del material y la liberación del humo. Con carácter general, esto da lugar a niveles medios de sustancias químicas nocivas significativamente más bajos que los que se pueden encontrar en el humo de los cigarrillos, si bien hay que estudiar la evidencia científica disponible para cada concreto producto.

Venta de cigarrillos en Japón

Esta es la apuesta a la que se sumaron un gran número de fumadores adultos en Japón que, de otra manera habrían continuado  con el hábito, pero buscaban reducir el daño asociado al mismo. De acuerdo con datos del Banco Mundial1, la tasa de fumadores en Japón muestra un declive muy débil entre los años 2000 y 2015: inferior al 2% anual2, teniendo en cuenta que un tercio de la población adulta fumaba en esos momentos. Pero fue precisamente hacia el año 2015 cuando se produce un descenso de la tasa de fumadores muy notable: un 9,5% anual, es decir, cinco veces más que en registros anteriores. ¿Qué ocurrió? Se introdujeron en el mercado japonés dispositivos de calentamiento de tabaco, y un año después de este lanzamiento, las ventas de cigarrillos comenzaron a descender sustancialmente: de 196,9 millones en 2013, pasaron a 168 millones en 2016, a 130 millones en 2018 y 93 millones en 20213 .
El caso llamó la atención de los científicos. Tanto, que un equipo de expertos de la Asociación Americana contra el Cáncer publicó un estudio4 en 2019 analizando el descenso de la tasa de fumadores y sus posibles causas. Los científicos, liderados por Michal Stlokosa, estudiaron si el descenso podía estar vinculado la fijación de precios del tabaco, a regulaciones más estrictas con respecto a la disponibilidad de productos en el mercado, a la casualidad o a la introducción en el mercado de dispositivos de calentamiento de tabaco.  Para ello, analizaron 11 regiones japonesas y compararon la venta de cigarrillos antes y después de la llegada de los dispositivos de calentamiento de tabaco. ¿Y cuál fue la conclusión? Los expertos afirmaron que la llegada de estos dispositivos de calentamiento de tabaco es “la explicación más probable del descenso de las ventas de cigarrillos en Japón”. Lo interesante del estudio es que ninguno de los autores declara un conflicto de intereses y que el estudio no ha sido financiado por instituciones o compañías vinculadas a la industria del tabaco. Es decir, se trata de un estudio completamente independiente. 
Reducir los daños relacionados con el tabaco mediante la introducción de alternativas libres de humo (como ocurrió en Japón) puede tener un importante impacto positivo en la salud general de un país. Según la ecuación de reducción de daños, cuanto más fumadores adultos elijan las opciones de menor riesgo (en este caso las alternativas libres de humo, como los dispositivos de calentamiento de tabaco, frente a los cigarrillos), mayor será el impacto en la reducción del daño a la población causado por el humo de los cigarrillos. Pero es importante tener en cuenta que esto es una estrategia complementaria a las políticas ya existentes de cesación y prevención del tabaquismo, que está dirigida a aquellos casos de fumadores adultos que, de otra manera, no dejarían el hábito, puesto que estas alternativas no están exentas de riesgo y con su uso se inhala nicotina5, que es adictiva. Por lo que, la única forma de eliminar el daño de manera definitiva es nunca haber empezado a fumar, y si ya se es fumador, lo mejor será dejar por completo los productos de tabaco y nicotina.

5 La nicotina es una sustancia adictiva presente de manera natural en la hoja de tabaco. Aunque no es la principal causa de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, no es inocua y está contraindicada para determinados perfiles (menores, embarazadas, lactantes, diabéticos, personas con hipertensión o insuficiencias cardiacas).

Ahora bien, a esta evidencia se suma una carta publicada en The Lancet 6 por Darek Yach, ex director ejecutivo del departamento de enfermedades no transmisibles de la Organización Mundial de la Salud y uno de los responsables del Convenio Marco internacional para el Control del Tabaco. De acuerdo con Yach existen numerosos informes sobre el uso de dispositivos de calentamiento de tabaco que “señalan que dichos dispositivos podrían desempeñar un papel crucial en la reducción de la enorme carga para la salud causada por fumar cigarrillos. (…) De hecho, el Servicio Nacional de Salud, está actualmente considerando agregarlos a sus soluciones para combatir el tabaquismo, como parte de un esfuerzo para lograr que el Reino Unido esté libre de humo para 2030.”

Japón es el primer país en el que se ha analizado el impacto de la llegada de dispositivos de calentamiento de tabaco, en concreto, en un país y en las costumbres de sus habitantes, y por ahora los datos son esperanzadores. Habrá que esperar y ver en los próximos años si otros países se suman e impulsan políticas complementarias de reducción del daño en la lucha contra el tabaquismo y los efectos que revierte en la salud pública.